Contamana
Caminar por
Contamana es respirar el aire entre la hospitalidad de sus gentes, la
cordialidad de su atención humana, la paz de su sociedad y la más hermosa
naturaleza de sus tierras.
No se cómo
describir mejor lo que es Contamana, pero si se cómo sentirla, se cómo es vivir
en el desliz de la imaginación que me transporta hacia los años ya pasados, de
sus tiempos de presencia indígena, la aparición de los evangelizadores y su
lucha por traer a la fe cristiana a los shipibo y conibo que se encontraban
enfrascados en sus guerras intestinas por prevalecer una sobre otra nación.
Pero, Contamana
es una ciudad pequeñita, acogedora, particular por sus costumbres poco
alteradas por el tiempo. Aunque atrás quedaron el boato y las influencias de
los efímeros ricachos de los tiempos de la explotación de las gomas naturales que dieron
lugar al boom cauchero que alcanzó sus calles y sangró látex de sus shiringales.
Me decidí a escribir
de Contamana, de sus líneas de tiempo en su política del siglo XX, de sus anécdotas
citadinas, de sus discrepancias, aspiraciones colectivas y conflictos sociales,
de su pasado y de su presente, de su ruta al futuro. Me decidí escribir,
buscando disfrutar de la distribución de mi trabajo de investigación literaria
e histórica. Escribo de Contamana para sentir tu satisfacción cuando me leas.
Raúl Herrera Soria
2017
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